LA INCHURPITA
A la verdad que hay que ser inchurpita. Mi querida hermana se dejó atracar con las trampas más viejas en los cajeros automáticos. Pues resulta que fue a retirar un dinero pero el cajero se tragó la tarjeta. Ella ve un número telefónico que tiene el ATM y llama para cancelar la tarjeta y luego se va.
Cuando revisa su internet banking se da cuenta que le quitan los 7mil que tenía, va al banco y allá le explican que fue victima de un fraude y que su tarjeta nunca fue cancelada ya que la llamada que ella hizo no fue a ningún BHD sino a los mismos delincuentes (la trampa es que en la ranura del cajero insertan un hilo transparente como si fuera de pescar pegado la puntica en cada extremo, inferior y superior con el cuerpo hacia adentro en forma de U, cuando usted entra la tarjeta se queda agarrada adentro con el hilo y cuando usted se va, con un pinza toman uno de los extremos y lo halan sacando su tarjeta).
Pues bien, la joven que le atiende procede a darle una tarjeta nueva. Cuando ella cobra y va a retirar dinero de otro cajero no puede y después revisa el ibanking y ve que le tumban 15mil más y es que la muy burra de la mujer que la atendió en el banco le canceló la tarjeta que le acababa de entregar en vez de la que tenían los delincuentes.
Yo siempre que voy a un cajero le paso el dedo por la ranura y observo detenidamente (como Jose Peguero) a fin de darme cuenta de alguna alteración. Pero en lo que el hacha va y viene la pobre inchurpita ta tumbá.